El Método Rolfing es una terapia de evolución. Es decir, que a lo largo de las sesiones individuales, el paciente nota cambios progresivos tanto en su estado físico, como psíquico y emocional. Algunos de los beneficios que los Rolfers observan en sus pacientes de forma habitual son los siguientes:
- Mejora de la postura y el aspecto físico
- Reducción del dolor y tensiones agudas o crónicas
- Incrementa la capacidad de recuperación del cuerpo tras el parto, operaciones u otros cambios corporales que requieren una adaptación global
- Prevención de lesiones deportivas y mejora en la recuperación
- Mejora de la circulación sanguínea y linfática
- Mejora en los problemas de columna vertebral
- Aumento de la flexibilidad y la coordinación
- Mejora de la resistencia y el rendimiento físico
- Incremento de la relajación y el sueño
- Disminución de los niveles de estrés y ansiedad
- Aumento de la energía y del bienestar personal
- Aumento de la percepción del propio cuerpo y desarrollo de la inteligencia corporal
El método Rolfing tiene un carácter principalmente preventivo, aún así las personas que lo reciben frecuentemente refieren una mejora de sus patologías. Entre otras disfunciones o problemas de salud, se pueden beneficiar aquellas personas que padezcan:
- Fibromiálgia y fatiga crónica
- Hernias discales
- Escoliosis
- Problemas de columna
- Dolores crónicos
- Artrosis
- Afecciones de los pies
- Síndrome del Túnel Carpiano
- Lesiones causadas por movimientos repetitivos
- Tensión muscular
- Dolor de cabeza crónico
- Ansiedad
- Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
- Síndrome de la articulación temporomandibular (ATM)